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Síntesis de la Obra "El niño del praliné"

Aida y su nieto Daniel pasan sus días en la calle, son vendedores ambulantes.

De esos que nos cruzamos a cada rato en las calles de las ciudades. A veces los miramos y a veces no. A uno que otro saludamos, si es que pudimos establecer un vínculo.

Personas que hacen su trabajo día a día y renuevan sus esperanzas cada mañana. En las fiestas de fin de año, sobre todo para Navidad y Reyes, se las ingenian y casi desesperan por vender, luego vendrá el tiempo en que poca gente anda por las calles y pasaran los días, muchas veces sin vender. Más de una vez nos quejamos de ellos, y de como se adueñan de nuestras veredas, a veces los juzgamos bajo nuestra óptica muchas veces estrecha…

Esta simple obra procura redimir una parte mía que se enojó muchas veces, vivo rodeada de ambulantes en la Congreso primera cuadra y quizá si Dios lo permite, develar una partecita de nuestra realidad cultural, de la gente que no siempre tuvo la suerte de muchos de nosotros o de quienes eligieron esa tarea como forma de vida.

Simple como son ellos, fantaseando con palabras imaginadas, la ternura que se ve en sus actitudes y formas de cuidarse los unos a los otros. Con ojos amorosos vemos más de lo que a simple vista se ve.

El tiempo de Navidad puede ser una oportunidad para mirar con el corazón. Quizá, si Jesús naciera en nuestros tiempos, elegiría una cajita de cartón como pesebre, para reposar y desde allí contemplarnos.

Gracias por la oportunidad de compartir e iluminar mis propias oscuridades.

Norita

Primera Función

Segunda Función